domingo, 13 de enero de 2013

ANTE EL CIERRE DEL “POZU CANDÍN”


Con el cese, a finales del pasado mes de noviembre, de las labores de arranque en el “pozu Candín” (Langreo), se daba el primer paso en firme hacia el cumplimiento del plan de cierre de minas acordado meses atrás por la dirección de Hunosa presidida por Juan Ramón García Secades.
Pozu Candín. 2012
Dicho plan daba cumplimiento a los requerimientos de la Decisión del Consejo de la Unión Europea del 10 de diciembre de 2010, según la cual “las ayudas estatales a la industria del carbón” recibidas por la hullera estatal habían de “limitarse estrictamente a las unidades de producción cuyo cierre estuviera planificado irrevocablemente”.
A resultas de tal consideración, Hunosa habría establecido un calendario en el que, tras el cierre del pozo mencionado, que habrá de realizarse definitivamente a comienzos del próximo verano, se producirían los de Maria Luisa y Sotón (Langreo), en el segundo semestre del año próximo; Nicolasa (Mieres) y Monsacro (Morcín), en el segundo trimestre de 2016; para acabar con los de Carrio (Laviana) y Santiago (Aller), ya entre los años 2018 y 2019.
Estos planes habrían sido sometidos a revisión tras la toma de posesión de la allerana María Teresa Mallada como Presidenta de la compañía carbonera, quien habría manifestado públicamente su propósito de tratar de incluir al carbón en la “reserva estratégica energética”, en consonancia con los fines previstos por el marco legislativo comunitario a que ponía término la Decisión de diciembre de 2010 antes mencionada.
En dicho marco previo, constituido por el Reglamento 1407/2002 del Consejo de la Unión Europea, aprobado el 23 de julio de 2002, se establecía la posibilidad de que las empresas mineras recibieran ayudas estatales destinadas a “mantener el acceso a reservas de carbón”, con el propósito de que sus países miembros mantuvieran, en atención a razones estratégicas, cierta capacidad de producción de dicha fuente de energía primaria.
Esa alternativa sería desestimada, sin embargo, por el Consejo de la Unión en 2010 en consideración a la “pequeña contribución del carbón subvencionado a la combinación energética global” de la misma; así como para “minimizar el falseamiento de la competencia en el mercado interior”.
Tal cambio de posición elevaba a directriz comunitaria el deseo de Alemania, hecho público tres años antes, de no seguir auxiliando la producción de carbón; anuncio éste al que seguiría, aquel mismo año, la renuncia por parte de la institución continental a prorrogar el Reglamento de diciembre de 2002 por el que se venían concediendo tales auxilios.
En todo caso, y fueren cuales fuesen los propósitos manifestados por la Presidenta de la sociedad, a día de hoy ni Hunosa ha hecho público su definitivo plan de cierres, como tampoco su Plan de Empresa para el período 2013-2018, aunque haya enviado ya el primero al Ministerio de Industria; ni éste ha hecho lo propio con el Plan Sectorial del Carbón, que, aprobado, por vez primera, sin negociación con los sindicatos, y siendo desconocido aun por estos, obra ya, sin embargo, en poder de las instituciones comunitaria.
Sucede todo ello, además, en un contexto en que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), accionista único de la hullera, ha declarado públicamente a la empresa, no sin desmentidos posteriores por parte del ministerio, “en trámite de liquidación o cierre”, por boca de su Presidente Ramón Aguirre.
Por lo demás, la referida Decisión de 2010 por la que se establece el 31 de diciembre de 2018 como límite para la percepción de ayudas para “facilitar el cierre de minas de carbón no competitivas” llega en pleno periodo de vigencia de un “Plan Nacional de Reserva Estratégica del Carbón 2006-2012”, en cuya misma introducción se sostiene como “principio general” la “necesidad de estabilizar la actividad del sector en niveles compatibles con su condición de recurso estratégico”, en evidente contradicción con las consideraciones al respecto del Consejo europeo.
En tales circunstancias, y ante un hecho de tanta significación social, económica y política para las comarcas centrales asturianas y Asturias misma en su conjunto, la Agrupación Comunista Plaza Syntagma, organización de base del Partido Comunista de Asturias, quisiera mostrar, en primer lugar, su solidaridad con los trabajadores del “pozu Candín” inmediatamente afectados por el proceso conducente a su cierre; así como con el conjunto de los trabajadores de Hunosa y sus subcontratas, manifestando su partido, en consonancia con el de la organización política en que se integra, en favor del mantenimiento de la actividad de la hullera estatal, en régimen de tal, más allá del 31 de diciembre de 2018, en unas condiciones que garanticen el sostenimiento de una reserva estratégica de carbón de titularidad pública sometida a los intereses de la nación y explotada en las mejores condiciones laborales posibles para todos sus trabajadores.
Del mismo modo, declara ésta, también, su apoyo a la inversión por parte de las administraciones públicas, en las más rigurosas condiciones de control, transparencia y rendición de cuentas, en el desarrollo de nuevas tecnologías, procesos y actividades económicas, tanto vinculadas a la mencionada reserva estratégica como cualesquiera otras, que proporcionen alternativas de futuro para las poblaciones de las cuencas mineras asturianas y les permitan seguir habitándolas en unas condiciones de vida y desarrollo social similares a las que disfruten el resto de los españoles.

lunes, 17 de diciembre de 2012

COMENTARIOS DESDE LA CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA





ENTREVISTA A JUAN PABLO MATEO TOMÉ

 10/12/12 

Juan Pablo Mateo Tomé es licenciado en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid y doctorado en el dpto. de Economía Aplicada I de la Universidad Complutense. Ha realizado varias estancias de investigación en México, país donde llevó a cabo su tesis doctoral sobre la dinámica de acumulación y la tasa de ganancia. Actualmente se encuentra en la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro, donde investiga la economía brasileña desde una perspectiva marxista, centrándose en aspectos del cambio técnico, el crecimiento y la inserción financiera. Es coautor de las obras Ajuste y salario. Las consecuencias del neoliberalismo en América Latina y Estados Unidos (Madrid: Fondo de Cultura Económica) y Las finanzas y la crisis del euro. Colapso de la eurozona (Madrid: Editorial Popular). Además, ha coordinado con otros destacados colegas Otra teoría económica es posible. Ensayos críticos de economía política (Madrid: Editorial Popular) y Globalización, dependencia y crisis económica. Análisis heterodoxos desde la Economía del Desarrollo (Málaga: CEDMA). En pocos meses verán la luz otros tres libros de los que ha participado en su elaboración; como coautor, ¿Alternativas al neoliberalismo en América Latina? Las políticas económicas en Bolivia, Brasil, Ecuador, Uruguay y Venezuela (Madrid: Fondo de Cultura Económica); en calidad de coordinador de una obra cuyo probable título será El Capitalismo en recesión. La crisis en el centro y la periferia de la economía mundial (Madrid: Maia); y finalmente participa en una obra colectiva que publicará El Viejo Topo sobre la crisis del euro.
“No existe una contraposición entre neoliberalismo y el Estado: el Estado crea el mercado y establece las condiciones pertinentes para la acumulación capitalista” 

-La orientación marxista de tus análisis económicos, diametralmente opuesta a la de un economista oficial del “establishment” (neoclásico, shumpeteriano, neokeynesiano, etc.), es de sobra conocida. ¿Cómo repercute en tu vida profesional esta situación antagónica? Por otro lado, ¿qué valoración te merece la labor crítica de difusión de economistas españoles muy conocidos durante estos últimos años como Juan Torres López, Vincenç Navarro o Alberto Garzón?


La ciencia económica está absolutamente dominada por el enfoque ortodoxo, el que defiende el sistema capitalista y resulta funcional a los intereses del capital. No es una cuestión de pugna teórica en el que el devenir histórico va forjando un análisis progresivamente más robusto y científico. El conflicto de clases está muy presente en la “academia”, lo que ocurre es que en España el subdesarrollo relativo de los enfoques críticos, y particularmente de Marx, es alarmante.
El desarrollo profesional de un economista crítico con este orden socioeconómico cada vez es más difícil. Por hacer un paralelismo, digamos que unos van en coche y reciben un arbitraje benigno, y otros vamos en burro, y por si acaso coge velocidad, el pobre es zancadilleado permanentemente. Así, el acceso a proyectos de investigación es muy difícil, ya que uno juega con el objetivo de no descender de categoría, se le cierran las puertas de muchas revistas que no admiten enfoques críticos; la evaluación de los méritos curriculares por parte de las agencias correspondientes, de ámbito regional o estatal, es un alegato a la prepotencia de los liberales, que uno debe soportar estoicamente, recibiendo calificaciones denigrantes, y un largo etcétera, aunque nada de esto trascienda fuera de este ámbito “académico”.
Pese a todo, en los últimos años he tenido el enorme placer de coincidir en el programa de doctorado del dpto. de Economía Aplicada I de la Universidad Complutense de Madrid con una serie de compañeros de economía crítica, lo que ha dado lugar a diversas publicaciones y congresos. Parece haber una nueva hornada de jóvenes investigadores, que no obstante deben hacer frente a la brutal ofensiva de recortes por parte del gobierno. 


En cuanto a los economistas que mencionas, han desarrollado un esfuerzo titánico de difusión muy valorable, y afortunadamente han logrado un espacio dentro de la economía crítica. No obstante, fijémonos que estos autores, a quienes tengo gran estima y, en el caso de Alberto, me une una amistad personal, no mantienen posturas económicas anticapitalistas (excepto Alberto, pero en el terreno político), sino posiciones reformistas que, en cualquier caso, son muy revolucionarias en los momentos actuales. Aludo en cualquier caso a un elemento para el debate que está en el centro de sus diagnósticos, y en general para las izquierdas. La perspectiva keynesiana que adoptan les lleva a caracterizar la crisis en términos de una demanda insuficiente, como si el objeto del capitalismo fuera la producción de bienes de consumo o la satisfacción de las necesidades personales. Por ello, plantean que la salida de la crisis requeriría un aumento de los salarios. Pero lo empresarios, que si algo tienen es conciencia de sus intereses, saben que eso no puede ser así. Y Marx, que también sabía algo del tema, tampoco lo creía. En el fondo, llegamos a la sempiterna ilusión de la confluencia de intereses antagónicos, lo que supone un elemento a debatir entre las izquierdas.

La perspectiva keynesiana que muchos economistas “críticos” adoptan les lleva a caracterizar la crisis en términos de una demanda insuficiente, como si el objeto del capitalismo fuera la producción de bienes de consumo o la satisfacción de las necesidades personales. Por ello, plantean que la salida de la crisis requeriría un aumento de los salarios. Pero lo empresarios, que si algo tienen es conciencia de sus intereses, saben que eso no puede ser así. Y Marx, que también sabía algo del tema, tampoco lo creía”


-Durante los últimos cuarenta años las mutaciones de la economía política mundial apuntan a diversos factores: derrumbe de la URSS, desaparición del patrón oro, “liberalización” del comercio y las finanzas internacionales (Consenso de Washington, OMC, etc.), procesos de “financiarización” de la Economía Mundial, globalización (no obstante, parcial) de las tecnologías de la información y la comunicación, entrada de China en la OMC, crisis de los “dragones asiáticos”, etc. ¿Cómo han afectado todas esas circunstancias a la economía sudamericana? ¿Cuál ha sido la influencia del FMI y el Banco Mundial en la llamada década perdida de esta región?
América latina, tras la crisis de la década de los ochenta, inició una profunda restructuración económica mediante la implementación de los conocidos como “programas de ajuste estructural”, bajo la condicionalidad impuesta por las instituciones financieras internacionales (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional). Después de un intento industrializador, lo que fue la expresión periférica del modelo de acumulación nacional de la etapa de Bretton Woods en las economías avanzadas, la (neo)liberalización económica se lleva a cabo a partir de una crisis en un contexto de amplias reconfiguraciones en el capitalismo mundial.
En los ochenta el giro neoliberal que impulsa Estados Unidos, ya iniciado con los gobiernos demócratas en los setenta y profundizado con la Admón Reagan en los ochenta, tuvo como consecuencia una recomposición económica y política a nivel mundial decisiva. La liberalización financiera y el alza de los tipos de interés permitieron atraer a EEUU gran parte de los capitales mundiales, lo que debilitó a los competidores europeo y nipón, desencadenó la crisis de la deuda externa en el mundo en desarrollo, incluidas algunas economías socialistas, lo que a su vez acabó con el proyecto del nuevo orden económico internacional. Para disciplinar a la periferia el BM y el FMI tuvieron un papel verdaderamente ejemplar, que permitió además, junto a las transformaciones tecnológicas, la externalización de ciertas partes del proceso productivo de las economías centrales en las que los trabajadores habían logrado importantes conquistas salariales. En este sentido, otro elemento fue la ofensiva contra las conquistas del trabajo logradas en las décadas anteriores. Por tanto, la introducción del neoliberalismo en América Latina se enmarca en este giro por el que Estados Unidos reafirma su hegemonía, y en el que la recomposición de las condiciones de valorización del capital se despliega en la economía mundial a partir de una presión sobre el modelo socialdemócrata, la periferia, los trabajadores y que, por extensión, acaba debilitando a las URSS.
El paquete neoliberal en la región latinoamericana ha beneficiado en primer lugar al capital, y así, en gran parte al de EE.UU. Las privatizaciones abrieron nuevos ámbitos de obtención de rentabilidad, las depreciaciones de los ochenta abarataron las importaciones para las empresas de las economías desarrolladas, así como la liberalización comercial, mientras que las reformas laborales (junto a las privatizaciones), facilitaron el ajuste salarial. Finalmente, y muy importante: la liberalización de los movimientos de capital permitió a EE.UU. acceder a nuevos fondos con los que financiar el déficit, que a la vez presionaría a la baja a sus tipos de interés y reafirmaría el papel del dólar en la escena mundial. Los ochenta fueron una década perdida para los trabajadores, pero no para el capital, ya que la prioridad de los países era acumular superávit comerciales para el pago de una deuda externa en gran parte ilegítima para quienes la estaban pagando.
Luego, en los noventa, una vez estabilizadas estas economías, la fijación de tipos de cambio fijo permitió que retornaran muchos capitales, si bien eran de corto plazo. Fueron atraídos por privatizaciones e inversiones especulativas, y con la garantía de poder ser repatriados, garantizando los gobiernos su convertibilidad en dólares. De esta forma América Latina pasó a reciclar capitales en busca de rentabilidad, al precio de crecientes déficit por cuenta corriente, por el auge de las importaciones y el pago de rentas de la inversión, financiadas con estos capitales “golondrina”. El resultado, una serie de crisis económicas, Venezuela en 1994, México en 1995, Brasil en 1999, Argentina en 2001-02, etc.
Posteriormente, América Latina inicia una fase de crecimiento pero con gran vulnerabilidad. A partir de las experiencias de las crisis de los “dragones asiáticos”, debe acumular muchas reservas, originando así un fabuloso movimiento de capitales de la periferia a Wall Street, y el crecimiento se basa en el auge del precio y la demanda de productos básicos de exportación, en gran parte por la demanda asiática (China), con una cierta desindustrialización que no obstante permite mantener niveles reducidos de inversión para lograr cierto crecimiento económico.

 “Venezuela ha incrementado la dependencia del ingreso petrolero, sólo que afortunadamente ahora se canaliza en un gasto que beneficia a gran parte de la población”

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jueves, 29 de noviembre de 2012

Comunicado de solidaridad con los trabajadores despedidos de Rioglass



29/11/2012

La Agrupación comunista Plaza Syntagma del PCA quiere expresar su solidaridad con los 44 trabajadores de la comarca del Caudal despedidos por la multinacional Rioglass Solar. Asimismo, muestra su preocupación por la difícil situación que afectará a los 121 empleados restantes de las plantas de Sovilla (Mieres) y Villallana (Lena), debido a la aplicación de un nuevo expediente de regulación de empleo (ERE) de carácter rotativo, que se prolongará hasta el 31 de julio. 

Hace pocas semanas, se producían otros 58 despidos en STR España, el 30 % de la plantilla de esta empresa de capital estadounidense, pero previamente eran las plantas de Venturo XXI (73 trabajadores en paro), Kerkus (57 despidos), Alas Aluminium (300 trabajadores en paro) o Diasa Europa (90 despidos) las que eran liquidadas, configurando una extensa lista de empresas financiadas con participación pública y confirmando el fracaso de la reactivación económica de las comarcas mineras.

Desde el Partido Comunista siempre hemos denunciado la ineficiente gestión de los Fondos Mineros, que debiendo haber permitido reconstruir el tejido industrial de Asturias, ha destruido aún más empleo: así, en el mes de octubre las cuencas registraron un nuevo máximo de desempleo, cifrado en 16.606 parados, que nos retrotrae a los momentos más críticos de la reconversión industrial. El no pocas veces reiterado incumplimiento de las condiciones legales por parte de las empresas para recibir millonarias subvenciones públicas y  la connivencia de las administraciones dejan como resultado el desplome económico de Asturias, en el contexto de la grave crisis capitalista que azota a España.

Sientan nuestro aliento los 44 trabajadores y compañeros despedidos por la empresa Rioglass, aquellos que han de padecer en sus propias carnes, y la de sus familias,  el fracaso de los planes de reconversión industrial de las cuencas, insertos en la lucha de clases y de Estados del orden capitalista europeo. 

miércoles, 7 de noviembre de 2012

“El panorama en el sur de Europa es desolador y no hay motivos para la esperanza dentro del capitalismo realmente existente de la Unión Europea”





     Viajero empedernido, viejo rockero, autodidacta, trabajador polifacético (ha sido camarero, repartidor de propaganda, técnico de sonido...), por tradición familiar y propio convencimiento, comunista, Javier Álvarez Vázquez trabaja en la Federación de Servicios a la Ciudadanía de CCOO de Madrid.  Durante los últimos años ha ejercido una implacable crítica marxista del presente político en diversos medios de comunicación y con especial dedicación en las redes sociales. En esta entrevista, desmenuza algunos de los asuntos cruciales del momento: la situación de las izquierdas europeas, el conflicto de la minería española, el papel de los sindicatos, etc. 




1.    Empecemos por las buenas noticias. Chávez reelegido presidente de Venezuela con el 54, 85% de los votos y una participación del 81 % de la población censada. ¿Cómo es posible que el “socialismo del siglo XXI” continúe su rumbo victorioso, a pesar de enfrentarse a una “coalición interna y externa” de tamaño poder ideológico y económico? ¿Larga vida al proyecto bolivariano?

Sin duda, la gran victoria de Chávez es una noticia maravillosa, sobre todo por la forma en que se ha logrado: alta participación, sin incidentes reseñables, reconocimiento de los resultados por la oposición, una ventaja de 11 puntos sobre el bloque contrarrevolucionario, con Chávez batiendo su propio récord de votos sumando más de 8 millones, etc.

Las razones de la victoria son las políticas sociales y económicas desarrolladas sobre todo a partir de la derrota del golpismo opositor hace 10 años (misiones sociales, control definitivo del PDVSA, nacionalización de sectores estratégicos, etc.) que han llevado a Venezuela a uno de los mayores crecimientos entre los diferentes estados del mundo, todo ello dentro de la mayor definición del proyecto bolivariano por su orientación al socialismo. Es decir, que para cumplir sus metas de soberanía nacional, desarrollo económico y social e integración continental, éstas solo pueden ser logradas con la superación del capitalismo.

Como digo, el éxito de tales políticas en el nivel y las condiciones de vida para una mayoría de la población venezolana que estaba absolutamente empobrecida en la anterior IV República, ha hecho que la revolución tenga una amplia base social (formada por: trabajadores, pobres urbanos, campesinos, e incluso sectores empresariales) y además haya ido creando una hegemonía discursiva que ha tenido como resultado que la propia oposición tenga que jugar en ese mismo discurso.

Dicho todo esto, hay que dejar claro que Venezuela sigue siendo un estado capitalista, ya que gran parte de los más importantes medios de producción (y de comunicación) siguen en manos privadas o burguesas. Ahí tenemos una explicación de por qué (junto a errores de la propia revolución) la oposición sigue teniendo unos importantísimos apoyos sociales (incluso en sectores populares). Y es que, si de alguna manera podemos definir el proceso bolivariano, es por una especie de “doble poder” o “equilibrio de fuerzas”. Es decir, el bloque socialista chavista ha ocupado partes importantes o espacios de la sociedad, la economía y el Estado, pero el bloque opositor contrarrevolucionario capitalista también sigue manteniendo una buena parte de estos mismos espacios. Esto es debido, en buena medida, a que el proceso venezolano no es una revolución clásica (como por ejemplo, la cubana) sino que recorre las vías pacíficas y democráticas (como el Chile de Allende, con la diferencia clave de que en Venezuela se controla el Ejército).

Y aquí llegamos a la respuesta sobre el futuro de la revolución. Yo creo que en el próximo sexenio presidencial hay 2 claves fundamentales: 1) Preparar el relevo de Chávez, en donde lo ideal, aunque es una persona la que al final encarna la Presidencia, es que ese relevo sea de un liderazgo colectivo;  2) Profundizar la revolución, no sólo con más eficiencia en lo conseguido (que es lo que van a intentar los sectores reformistas del bloque bolivariano chavista sin ir más allá), que también, y desarrollar las fuerzas productivas rompiendo de una vez con el rentismo petrolero, que también, sino en ir más allá, con más nacionalizaciones y con un empoderamiento de los trabajadores, precisamente como condición de la eficiencia y del desarrollo de las fuerzas productivas.

Todo ello, unido a un escenario internacional muy movido, que es una variable clave (por su potencial petrolero-gasístico y de otros recursos, mas la propia tradición histórica venezolana desde la que se parte en el propio proceso actual –Bolívar y lo que era en aquellos momentos la Capitanía General de Venezuela, como punto de arranque de las emancipaciones del imperio español y la creación de los actuales estados-nación iberoamericanos, y al mismo tiempo el fracaso de aquel proyecto bolivariano primigenio de unidad continental que ahora se quiere recuperar-) en una revolución como la bolivariana en donde lo nacional está enlazado con sus propósitos (como su propio nombre indica, bolivariana) de una federación o confederación iberoamericana de estados.


2. Habemus huelga general. ¿En el dramático panorama en que nos encontramos, de recortes sociales, de mayor empobrecimiento (la renta de los trabajadores ha caído un 4,5%, mientras que las ganancias empresariales  han aumentado un 10%), de menor protección social, con un paro de casi seis millones de personas, toma un carácter especial esta huelga? Como sindicalista, explícanos por qué crees que debemos secundarla.

Para empezar, debo decir que esta huelga general del 14N es un paso cualitativo de enorme trascendencia por ser internacional; y más concretamente entre las naciones periféricas del proyecto imperialista alemán, conocido como la UE: Portugal, Grecia, España, Italia, Chipre y Malta. Los pueblos trabajadores de estos estados vamos a estar juntos en una huelga general contra las políticas de “acumulación por desposesión” que impone el IV Reich con la complacencia y la colaboración de las burguesías de estas naciones, aquí en España a través del PPSOE y los otros partidos del régimen, como UPyD, PNV, CIU, etc.

En el caso de España, tenemos el dato histórico de que en un año se produzcan dos huelgas generales y que las dos tengan lugar, por primera vez, en una misma legislatura. Por otro lado, se ha trabajado por parte de los dos grandes sindicatos de clase (y en particular CCOO) para que en esta huelga se de la mayor unidad posible, tanto a nivel nacional como con otros sindicatos, movimientos, colectivos y organizaciones sociales en la Cumbre Social, como con los sindicatos de la función pública en la Plataforma Sindical y de Asociaciones Profesionales de Empleados y Empleadas Públicos, así como la petición de un Referéndum sobre los recortes (hay que recordar que la simple posibilidad de que hubiera un referéndum en Grecia supuso el fin de Papandreu y la entrada directa de la Troika a través de un gobierno de técnicos y de concentración nacional). Por desgracia, el amarillismo del CSIF y el provincianismo reaccionario de LAB y ELA, les hace descolgarse y ser esquiroles frente a otros sindicatos corporativistas y nacionalistas que sí apoyarán la huelga. A nivel internacional, los dos grandes sindicatos de clase (y en particular CCOO) también han buscado la mayor unidad posible, logrando que llegue a ser Ibérica y Mediterránea la próxima huelga general, incluso con manifestaciones ese mismo día hasta en la propia Alemania.

Las razones de la huelga son más que claras: la profundización de los recortes y las contrarreformas que empezó el PSOE y que continúa a toda máquina el PP, las cuales están llevando a recomponer los beneficios del capital y el pago de la deuda de éste mismo, a costa de la clase trabajadora española y de la ciudadanía en general, además de amplios sectores de autónomos y PYMES. Todo ello con la posibilidad de que de aquí a unos años se pueda salir de la crisis pero con un modelo de acumulación que no sería el chino, como muchas voces en la izquierda se dice, sino el de la Cuba de Batista (ejemplo, Eurovegas de Sheldon Adelson), es decir, un capitalismo de putas y casinos.

Para concluir, me gustaría hacer una reflexión sobre el sindicalismo frente al izquierdismo infantil y otras malas hierbas. Lo he dicho mil veces: los sindicatos sólo pueden ser reformistas (o tradeunionistas que decía Lenin, e incluso Rosa Luxemburgo). Es decir: intentar conseguir el máximo de precio para la fuerza de trabajo dentro del capitalismo (salario directo, por un lado, y salario socializado a través del Estado, por el otro, que es el compuesto por el llamado salario indirecto o los servicios públicos- como la sanidad y la educación entre otros -y el salario diferido, que es el compuesto por las pensiones o el pago de desempleo entre otros). Y siempre tenderán a la negociación y el pacto aunque intenten llegar a ese pacto con mucha fuerza gracias a la movilización. Tal es la diferencia real: ser más o menos combativos -lo cual también depende del contexto económico, la predisposición o no al pacto de la contraparte, ya sea el capital o el Estado, etc.- porque un sindicato nunca será revolucionario; eso es una utopía anarcosindicalista. Lo que sí es cierto es que con el capitalismo realmente existente -neoliberal o de acumulación por desposesión- ese reformismo o tradeunionismo “innato” de los sindicatos, que no se puede plasmar en ningún logro real en la situación actual, se ha de volver (se está volviendo) cada vez más combativo (y encima sin conseguir contraprestación del otro lado) y eso abre oportunidades políticas para un partido político con perspectivas revolucionarias (¿pero el PCE o IU están en esas perspectivas?).

“Los sindicatos sólo pueden ser reformistas. Lo que sí es cierto es que con el capitalismo neoliberal o de acumulación por desposesión ese reformismo se ha de volver (se está volviendo) cada vez más combativo”



Otra cosa más es la importancia de un sindicalismo de clase fuerte (y cuyo radio de acción sea todo el Estado y no una parte de éste, como pasa con los sindicatos nacionalistas que dividen a la clase obrera en función de particularismos identitarios -un ejemplo de ello claro son LAB y ELA-. Y qué decir de los sindicatos corporativistas que dividen a la clase obrera por particularismos gremiales o de grupos de trabajadores frente a otros -un ejemplo claro:  el CSIF-), ya que aunque como he dicho no pueden ser más que tradeunionistas o reformistas, estas organizaciones hacen una labor de formación de clase (“clase para sí”) en cuanto empiezan a crear una identidad común de aquellos que venden su fuerza de trabajo (trabajadores tanto del sector privado como público -Rolando Astarita explica muy bien por qué los empleados públicos son también parte de la clase obrera-) frente a aquellos que se la compran (los propietarios de los medios de producción y sus servidores -directivos, gerentes o los altos directivos y los políticos de la burguesía en el sector público-), que además son capaces de movilizar a millones de personas (y no sólo a trabajadores) en huelgas y manifestaciones (en España hay muy pocos más que lo puedan hacer a ese nivel). Es cierto que todo esto sería una conciencia de clase primaria o economicista, insuficiente para ir más allá del capitalismo, pero es desde la que se ha de partir para, en momentos como el actual, politizarla y elevarla en dirección al socialismo desde un partido político con perspectivas revolucionarias (¿pero el PCE o IU están en esas perspectivas?). 


3. Miremos ahora hacia el resto de Europa. Cada día parece constatarse de forma más evidente el error que supuso la entrada en Maastricht. ¿Cuál es el panorama que nos encontramos en los países del Sur de Europa? ¿Hay
motivos para la “esperanza”?

El panorama en el sur de Europa es desolador y no hay motivos para la esperanza dentro del capitalismo realmente existente de la Unión Europea.
Tampoco hay posibilidad de una UE reformada con un capitalismo “chupiguay” a lo keynesiano / socialdemócrata. Esto es hoy totalmente imposible. Por otro lado, también sé que dentro de la izquierda hay opiniones importantes sobre la posibilidad de transformar radicalmente la arquitectura de la UE a partir de una rebelión de los pueblos sur-europeos, que cree inestabilidad dentro de estos países y enfrentamientos entre las burguesías de estos y la alemana (y la próxima huelga puede ser vista como un paso hacia ello), al mismo tiempo que concite la solidaridad de los trabajadores norte-europeos frente a sus burguesías, llegando a la misma Alemania. Esto es lo que podríamos llamar una salida revolucionaria dentro del Euro y de la UE, pero creo que esto es harto complicado, por no decir casi imposible, por diversos motivos.

En mi opinión, lo que deberíamos intentar es la ruptura del Euro y el impago de la deuda (y por lo tanto la destrucción de la UE) desde abajo y en dirección a superar el capitalismo (es decir, a construir el socialismo). Desde abajo, quiero decir, desde la fuerza de las clases trabajadoras y aliadas de todos los estados-nación sur-europeos, que formarían una alianza férrea entre los mismos. Pero eso implica una mayor colaboración de las fuerzas sociales, sindicales y políticas que de verdad estén por esa labor (y esta Huelga del 14N puede ser un paso en ese camino). Porque de no ser así los escenarios que se vislumbran serían: 1) Seguir como ahora, que es la primera opción de nuestras burguesías (periféricas y centrales); 2) Si la cosa se pone muy mal por el conflicto abierto intra e inter-estados y con las clases dominantes aún en posición de fuerza, se pondría sobre la mesa una salida de ruptura del Euro y de impago de la deuda por arriba y por lo tanto de destrucción de la UE (el plan B y de excepción de nuestras burguesías), es decir, una salida chauvinista –fascistoide.


“El conflicto minero supuso un antes y un después en el nivel de conflictividad social y de concienciación en España”


4 .El comienzo del verano resultó más cálido y agitado de lo esperado con las
protestas mineras. ¿Cómo lo viviste desde la capital?

Permíteme decirte que el conflicto minero supuso un antes y un después en el nivel de conflictividad social y de concienciación en España. Creo que marcó un momento cumbre en la acumulación de fuerzas frente al ataque continuo al que estamos siendo sometidos.

En la guerra de posiciones en la que ahora estamos, los símbolos son muy importantes de cara a aglutinar a las diversas fracciones en las que está dividida la clase trabajadora y otros sectores de la ciudadanía. Sin duda esos cascos con sus luces encendidas que recorrieron la noche veraniega de Madrid acompañados por cientos de miles de personas, o esas imágenes de lucha casi guerrillera frente a los antidisturbios en los montes o en las carreteras, forman parte de esa simbología y actos aglutinadores y potenciadores en ese largo y duro proceso de acumulación de fuerzas o guerra de posiciones en el que estamos metidos. En esa misma línea, también podemos meter los carritos del supermercado de Sánchez Gordillo, o el Rodea el Congreso del 25S, o las diferentes Mareas movilizadoras (Sanidad, Educación, Justicia, Servicios Sociales) que deben ahora confluir en el 14N y más allá.


5. El PCE tiene una dilatada trayectoria histórica de luchas políticas. ¿Siguen teniendo sentido
a día de hoy las aspiraciones que motivaron esas luchas? ¿Y el concepto de comunismo?

Como decía Federico Engels en el prólogo a la edición alemana de El Manifiesto del Partido Comunista, de 1890: «En 1847, el “socialismo” designaba un movimiento burgués, el “comunismo” un movimiento obrero. El socialismo era, a lo menos en el continente, una doctrina presentable en los salones; el comunismo, todo lo contrario. Y como en nosotros era ya firme entonces la convicción, de que “la emancipación de los trabajadores sólo podía ser obra de la propia clase obrera”, no podíamos dudar en la elección de nombre. Más tarde, no se nos pasó nunca por la cabeza el modificarlo».

Yo soy comunista en el sentido que lo definían Marx y Engels: "El movimiento [agrego yo: racional- universalista, porque pretende eliminar todo particularismo de grupo, ya sea de clase, raza, nacionalidad, sexo, etc.] real que anula y supera el estado de cosas actual ", es decir, el capitalismo. Pero el capitalismo no es igual ahora que hace 150 años, ni es igual el capitalismo español que el sueco o el yanqui o el venezolano o....

Con lo cual ahí hay que hacer "el análisis concreto del hecho concreto", que decía Lenin. Por lo tanto puedo decir que soy muy leninista pero no entendiendo eso de manera talmúdica o dogmática, sino -al igual que Lenin- tomando el marxismo como una guía para la acción (con lo que, como ha ocurrido históricamente, hemos contado con marxismos en plural: marxismo soviético,   marxismo chino, etc.). También tomo de Lenin, y aún más de Stalin (y de Mao, y de Fidel, etc.) que la revolución mundial comunista no se hace en todo el mundo a la vez, sino desde los "eslabones débiles" o desde unas partes concretas sobre el resto; y cuando se afianza en estas, quizás se puede extender (de una manera u otra) al resto del mundo (cosa muy complicada, y parece que los "socialismos reales" o el "comunismo realizado" indican que esa expansión tiene lugar básicamente en su "área histórico-cultural de difusión" -ver la URSS o China-, sin que esto no signifique que no influyan en otras partes del mundo de una u otra manera).

Por otra parte también recojo de Stalin (y de Mao, y de Fidel, etc.) su visión nacional del socialismo/comunismo y por lo tanto creo que "El movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual" es más bien un conjunto de “movimientos”. Es decir: diversas revoluciones que se suceden en esos eslabones débiles y que dan lugar a comunismos (con cierta coloración de liberación/refundación/resurgimiento nacional y con posibilidad de enfrentarse entre sí, como demostró el conflicto chino-soviético); tal como ocurrió en la extinta URSS, la actual China y quizás pueda suceder en un posible comunismo iberoamericano o hispano a partir de lo que está pasando en Venezuela, Cuba y el resto de países aliados, además de lo que pueda desarrollarse en Portugal y España. Eso sí, ese posible nuevo comunismo o comunismo "al hispánico modo" (y más en el presente de la "globalización") tendrá que darse a nivel continental o supranacional, como una Federación o Confederación de Estados (recordemos que China ya es un continente en sí mismo y que la URSS, y más con su bloque, también lo fue).

Por último, para mí, ese movimiento racional- universalista que anula y supera el estado de cosas actual, el comunismo, es indefinido, es decir, no tiene un fin predeterminado en donde se unificará el mundo en un solo Estado que llegará a extinguirse, volviendo entonces a las raíces de un supuesto comunismo primitivo (pero incorporando los adelantos de las fuerzas productivas desarrolladas in media res) y abandonando por fin la prehistoria para comenzar así la historia verdadera. Para mí, la historia comenzó hace mucho tiempo y seguirá hasta que nos caiga un meteorito o algo así, con todo lo que ello supone de conflictos de todo tipo, tanto de clases (quizás en un Estado comunista, no de clases económicas en el sentido del capitalismo, pero sí de otro tipo) como de estados (y no solo frente a los estados capitalistas que continúen, sino frente a otros estados socialistas/comunistas como ejemplificó -repito un vez más- el conflicto chino-soviético).

Tremenda paradoja (o quizás no tanto) de los comunistas en España en el momento presente: somos “conservadores” (queremos conservar los derechos sociales y laborales de los trabajadores y la ciudadanía en general) pero para ello parece cada vez más claro que habrá que ser revolucionarios (tomar el poder del Estado -y no será en una alfombra roja, sino en un proceso largo de guerra de posiciones, es decir, de acumular fuerzas, y de guerra de maniobra, es decir, de golpe final, que es muy posible que tenga que ser violento de una u otra manera- y reorganizar sus aparatos, poderes y ramas para ponerlos al servicio de la clase trabajadora y la ciudadanía en general. Hacer nacionalizaciones en medios de producción estratégicos, planificación, cambio radical de nuestra inserción en la arena internacional, etc.). Pero bueno, ya conocéis una de las grandes consignas de Lenin y los bolcheviques: "paz, pan y tierra".

En mi opinión, el PCE, para ir aglutinando a su alrededor un bloque social que vaya acumulando fuerzas y luchando por conseguir la hegemonía -guerra de posiciones- de cara a tomar el poder del Estado -guerra de maniobra-, con el objetivo de reorganizarlo revolucionariamente hacia el socialismo y al servicio de los trabajadores y otras clases aliadas a estos (autónomos -pequeña burguesía- y PYMES - burguesía pequeña y media-), debe construir un proyecto de Nación (de la nación española) o un patriotismo de nuevo cuño frente al nacionalismo de la burguesía representada por el PP o UPyD, por un lado, o al nacionalismo de las burguesías catalana y vasca representadas por CIU y ERC, o PNV y EH Bildu, respectivamente. De una patria española, obrera y comunista, dispuesta a universalizar su revolución (con quien se pueda y hasta donde se pueda). Y para ello debería asumir de una manera crítica, dialéctica y materialista la historia de España, además de partir de ejemplos como los de la propia tradición del PCE en la guerra civil (desde la perspectiva del comunismo español, fue nuestra "gran guerra patriótica") y los años inmediatamente posteriores a la misma.

 Concluyamos la entrevista con estas certeras palabras de Marx y Engels:

"A los comunistas se nos reprocha también que queramos abolir la patria, la nacionalidadLos trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen. Puesto que el proletariado debe conquistar primero el poder político, antes de elevarse hasta constituir la primera clase nacional, constituyéndose a sí mismo como nación, resulta evidente que también en él reside un sentido nacional, aunque esa concepción no coincide, ni mucho menos, con la que tiene la burguesía".

Manifiesto del Partido Comunista (1848).
Carlos Marx y Federico Engels

Y es que, en efecto, los comunistas no “tienen” patria, sino que la “hacen”, la “construyen”. Gracias, Javier. 

lunes, 29 de octubre de 2012

“El problema no es la crisis en particular; el problema es el capitalismo”





Lisardo Suárez pertenece a la cuarta generación de mineros comunistas de su familia. Su bisabuelo participó en la huelga de 1917, su abuelo en la Revolución del 34 y su padre en las huelgas del 56, 57, 59 y en la gran “Huelgona” de 1962.  Militante del Partido Comunista de Asturias, Lisardo trabaja en el emblemático pozo María Luisa (Ciaño) como ayudante minero. Lleva ya 16 años de mina a sus espaldas.





En los últimos meses has tenido la oportunidad de explicar y denunciar la situación en que se encuentra la industria minera española en distintos lugares de Europa. ¿Podrías comentarnos cuál fue el itinerario seguido?

En primer lugar asistí a la fiesta de L’Humanité, en París, el fin de semana del 14 de septiembre. El siguiente fin de semana estuve en Bélgica en la fiesta del PTB, en la pequeña ciudad costera de Bredene, y por último acudí el 5 de octubre a Atenas, donde participé en la fiesta de Syriza. Fue constante la gran solidaridad mostrada con los mineros y, en general, con toda la clase obrera de España. En París estuve acompañado por Cándido Carnero, miembro de la CSI (Corriente Sindical de Izquierdas) y Andrés Bódalo, del SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores). Tuvimos la ocasión de charlar con Mélenchon, candidato del Frente de la Izquierda, y con el secretario general del Partido Comunista francés, Pierre Laurent, además de con varios dirigentes locales del partido y algunos secretarios generales de la CGT en diferentes sectores. En Bélgica conocí a Peters Martens, presidente del PTB, y a varios dirigentes del Partido. Y también tuve la suerte de coincidir con Mariela Castro Espín, hija  de Raúl Castro y sobrina de Fidel. Por último, en Atenas compartí escenario con Alexis Tsipras, secretario general de Syriza y líder de la oposición en Grecia.

Entonces suponemos que la acogida fue inmejorable…

Tanto en París como en Bélgica me encontré con muchos españoles, hijos y nietos de republicanos y emigrantes. Se vivieron momentos muy emotivos en donde las lágrimas afloraron y se mezclaban con la solidaridad y el cariño que estos nos ofrecían. En las tres ciudades la gente estaba muy interesada en conocer, de primera mano, lo sucedido en Asturias y la actualidad española.

¿Qué valoración haces del nivel de concienciación de la clase obrera francesa y belga?

He podido observar que tanto los sindicatos en Francia como el PTB en Bélgica y sus militantes tienen un elevado grado de concienciación y saben lo mucho que se están jugando. Son sociedades que, a mi juicio, dan la impresión de tener una conciencia más clara de los problemas reales, en comparación con lo que ocurre en España.
Evidentemente, en Francia y Bélgica viven en una situación muy diferente a la que vivimos en España o en Grecia. A estos países del norte de Europa la crisis aún no les ha golpeado de manera tan brutal como a los países del sur, pero sí es cierto que hay una cierta preocupación por contagiarse de la situación de crisis de sus vecinos del sur.
En Francia se ha anunciado el despido de ocho mil trabajadores de la Peugeot y el presidente Holland no está cumpliendo con las promesas realizadas durante su campaña electoral. Mucha gente está defraudada con su actuación…

Tuviste ocasión de estar en la emblemática Plaza Syntagma de Atenas y pudiste palpar cuál es la situación que viven los atenienses y la sociedad griega en general…  

Así es. En Grecia la situación parece estar desbordada. La policía tiene tomada la ciudad de Atenas: grupos de policías, de ocho o diez miembros, con los chalecos antibalas puestos y muchas “lecheras”, que además son más grandes que aquí en España, con lo cual tienen más capacidad para transportar un mayor número de antidisturbios. También existe gran preocupación con el auge de la extrema derecha y de grupos neonazis organizados que actúan por las calles de Atenas como si de policías se tratase, dando palizas e increpando a inmigrantes y a todo tipo de personas ajenas a su ideología.

Participaste, además, en un coloquio en la fiesta nacional del PCE, partido en el que militas, informando de la situación minera española, así que tratemos el asunto; ¿qué es lo que ocurre aquí, desde tu punto de vista?

En España tenemos un PSOE que cuando está en la oposición mantiene un discurso muy rojo y reivindicativo pero que cuando el pueblo confía en él y le entrega el poder hace justamente lo contrario de lo que ha defendido, aplicando medidas neoliberales; pero esto no sólo sucede en España, sino que también ocurre en los tres países que tuve ocasión de visitar. En España, IU en lugar de hacer una oposición a las políticas de derechas, a las políticas neoliberales, hace oposición sólo cuando el PP aplica estas políticas y cuando lo hace el PSOE mira para otro lado, en el mejor de los casos, cuando no colabora con ellos.

Y mientras, los medios de comunicación…

Pues mira, un dato: el periódico más leído en España es el diario deportivo Marca. Así que de un país e n que lo que más interesa y preocupa es el deporte, ¡qué se puede esperar!, ¡mal vamos! Creo que cuarenta años de dictadura franquista han dejado huella. Hoy, un acto revolucionario consistiría en apagar el televisor cinco horas al día;  los medios ideológicos de desinformación trabajan a destajo y además no escatiman en recursos materiales y económicos. La vieja formula de “pan y circo” es muy eficaz. Nos inundan constantemente con debates absurdos sobre Messi o Cristiano Ronaldo; el ministro de educación Wert  pretende “españolizar a los catalanes”…se trata, por lo general, de cortinas de humo para distraer al personal y poder hacer “su trabajo” a gusto y sin molestias.

Centrémonos ahora en Asturias. ¿Podrías comentarnos cómo vive la clase obrera la crisis económica? ¿Cuál es la situación?

En Asturias la situación es jodida, ya que tenemos casi cien mil parados. En las Cuencas se dan los índices de paro juvenil más elevados. Los grandes sectores industriales casi han desaparecido definitivamente: Ensidesa, Naval Gijón, etc.,  pero es curioso cómo a pesar de esta situación la crisis no nos afecta de manera tan desgarradora como a otras comunidades autónomas, como Madrid,  Extremadura o Andalucía, donde se viven auténticos dramas sociales y familiares. La explicación es que aquí existe un tejido social y familiar que permite sobrevivir a la crisis: hay un montón de prejubilados y familiares (abuelos, tíos, hermanos), que además suelen poseer una huerta o un número suficiente de animales que les permite salir adelante. Pero no olvidemos que en realidad el problema no es la crisis en particular; el problema es el capitalismo.

Por último, hablemos del conflicto de la minería. Durante estos últimos meses de lucha, ¿cómo se han sucedido las protestas?

Como bien sabéis, la lucha fue dura y contundente. Durante 67 días, con sus respectivas noches, se vivieron momentos de fuerte tensión y peligro. Debemos tener en cuenta que en la minería hay un 98 % de afiliación sindical. Se da un alto grado de concienciación, por encima de la media, debido a la historia de lucha y reivindicaciones laborales tradicionales del sector (prácticamente todos tenemos familiares que han participado en otras luchas históricas). Si mezclamos todos esos ingredientes tenemos la fuerza necesaria para hacer lo que hicimos.

¿Qué repercusión tuvo el conflicto minero en el resto del Estado?

Cuando algunos compañeros y compañeras dicen que la huelga no sirvió para nada yo siempre les digo que no es cierto. Nuestra lucha fue seguida con sumo interés y preocupación por muchos trabajadores y trabajadoras. El mejor ejemplo fue lo sucedido durante la marcha a pie hacia Madrid. En cada pueblo los vecinos se volcaban con los mineros. Querían vernos y muchas personas lloraban de emoción solo con nuestra presencia. Lo sucedido los días 10 y 11 de julio en Madrid pasará a la historia del movimiento obrero; fue algo espectacular, indescriptible, emocionante… no sé, no encuentro palabras… miles de personas, cientos de miles, gritando, aplaudiendo, llorando; aguantaron horas y horas esperando nuestra llegada y cuando nos acercábamos se producía una explosión de alegría y creo que de esperanza; eso es, de esperanza.

¿Qué enseñanza nos lega una experiencia así?

Principalmente, que la lucha que manteníamos en ese momento fue una luz al final del túnel, fue la voz que despertó muchas conciencias, fue la que hizo ver que otra vía política es posible, que la lucha, la solidaridad y la unidad obrera son el único camino para derrotar al capitalismo.

Tras estos meses de gran agitación, ¿cuál es la situación?, ¿se reactivará el conflicto?

Ahora nos encontramos en una “calma tensa”, a la espera de analizar la propuesta que ponga encima de la mesa el gobierno del PP. De momento silencio, no hay una propuesta oficial, sólo rumores…

Muchas gracias, Lisardo, por concedernos amablemente esta entrevista. Ahora toca preparar la Huelga General del 14 de noviembre, ¿verdad?

¡Por supuesto!
Muchas gracias a vosotros.

Para concluir la entrevista, quiero dejaros un regalo.  Durante la fiesta en Atenas conocí a un escritor, un poeta chileno que se llama Jaime Svart, que le dedicó un poema al ciudadano griego Dimitris Christoulas, quien- como ya sabéis- desesperado por la situación que padecía decidió suicidarse en la Plaza Syntagma. Dice así:

EL ÁRBOL MÁS HERMOSO DE SYNTAGMA 
La plaza de la Constitución en Atenas.

El CIPRÉS más alto y más esbelto que podía existir...

El árbol con los brazos extendidos y la mirada prístina mirando al cielo infinito...
El más bello de los árboles de la creación…

Allí eligió morir…

Allí se quitó la vida para limpiar nuestras heridas…

Allí una mujer cantaba canciones  tradicionales griegas…

Allí lo asesinaron…

Algún día venceremos… algún día  vencerá… algún día se borrará esta mancha  de oprobio… y el pueblo vencerá…

Jaime Svart, Chile-Atenas, abril 2012



El futuro es incierto y probablemente muy negro, pero debemos dar la batalla. ¡Que viva la lucha de la clase obrera!

¡Viva!, respondemos nosotros con firmeza.